Cuento de terror en el que dos hermanos huérfanos se encuentran con una especie de fantasma en un cementerio en California. La atmósfera del film se construye a partir del uso del silencio y de las pocas explicaciones que da. La música y la ambientación recuerdan a Halloween (1978). Si bien la puesta en escena es algo pedestre y el clímax es un poco flojo, Coscarelli juega con los clichés del género y maneja con acierto los pocos recursos disponibles. La película se convierte en extraño, desprejuiciado y original cuento de fantasmas.