Cuento de terror en el que descendiente de una bruja invita a unos amigos a una fiesta en su casa en Dunwich, Massachusetts. DeCoteau continúa el ciclo de descarados exploits de slashers adolescentes, iniciado con Shrieker (1998) y Talisman (1998), que inevitablemente caen en la parodia involuntaria. Si bien se nota cierto toque artesanal en la puesta en escena, en la planificación y en la ambientación, el principal problema del film proviene de un guión que se construye sobre el estereotipo de los personajes (además de que cuenta con un protagonista patético). La incapacidad para inquietar del sonido de la risa malvada, de los ridículos maquillajes de la bruja y de los flojísimos asesinatos recuerda a Night of the Demons (1988). El sólo placer de ver a Monica Serena Garnich como chica nerd con anteojos, bellos labios y cierto aire a Scarlett Johansson redime un poco la propuesta. De los cuatro asesinatos, sólo uno es gore (el resto se transforma en brujos o demonios). La película es un fallido intento de crear una serie de terror para Full Moon, aunque igualmente generó un par de secuelas.