Thriller de acción en el que un superhéroe vestido de jaguar busca venganza por el asesinato de su familia en Estados Unidos. Después de una interminable secuencia de créditos (para alargar la duración del producto), un amague de un retrato del mundo criminal, una presentación estúpida de los personajes, algunas manipulaciones violentas y una dosis de misticismo oriental, uno empieza a tomarle simpatía al film gracias a la apariencia ridícula del protagonista, los villanos gays, la música tecno pegadiza y los ángulos torcidos de cámara. Eso sí, las secuencias de acción resultan insulsas, los estudios son de cartón y de las actuaciones, mejor no hablar. El sabor a camp que resulta del serio intento de hacer la peor película posible resulta irresistible.