Cuento de terror en el que un ex policía toma un trabajo como guardia de seguridad de un edificio incendiado que tiene espejos asesinos en New York. Desde ya que el concepto, la procedencia y el reparto no daban para ilusionarse, pero los antecedentes y el auspicioso debut en Estados Unidos de Alexandre Aja merecían algo mejor. A su favor se puede decir que la banda sonora de Javier Navarrete se luce con la percusión electrónica y que la puesta en escena saca un momentáneo provecho de la ambientación y la escenografía en la primer parte. Sin embargo es demasiado poco. En contra tiene un guión esquemático, previsible y rutinario, un endeble dibujo de personajes, unas escenas familiares insultantes, una Paula Patton insufrible como la esposa del protagonista y una desconfianza patética en las posibilidades del género fantástico. Tal es así que cuesta verle algún atractivo al product final. Como colofón del desastre, la ideología reaccionaria del estudio Fox se cuela en el film a través del sacrificio y de la tortura que garantiza la supervivencia de un modelo de vida. Mirrors es una previsible decepción que confirma que la vida del Splat Pack fue demasiado corta y poco sustentable.