Comedia en la que un ladrón de estaciones de servicio se hace manager de una banda de música country en el sur de los Estados Unidos en 1957. Avildsen busca la complicidad del espectador con un Burt Reynolds haciendo de chanta, con las canciones sureñas, con el robo a las grandes corporaciones y con la mirada nostálgica a la década de 1950. Pero todo es demasiado blando, los montajes paralelos no funcionan y la pretensión realista cae ante el descaro de la trama.