Comedia dramática en la que una compañía de teatro presenta una obra de Pirandello en Paris. Rivette vuelve al tema del teatro. Ahora no con los ensayos, sino con la obra en escena. El backstage igualmente se despliega con la vida de los actores y con las relaciones entre los personajes. En ese sentido, Jeanne Balibar que sigue hablando sola, Sergio Castellitto y su gestualidad italiana, Jacques Bonnaffé y su obsesión por Heidegger, Marianne Basler y sus clases de danza, Hélène de Fougerolles tan seductora como seducida y Bruno Todeschini como ladrón de sombras componen unos personajes tan fascinantes como mundanos que siempre tienen algo que mostrar y esconder. Mientras tanto, Rivette sigue filmando las conversaciones como nadie, hace un magnífico uso de los sonidos de los pies en el suelo, vuelve a la terraza como guiño a Paris nous appartient (1961), toma prestados algunos tics de On connaît la chanson (1997) y monta un plano de naranja siendo pelada como una maravilla. Rivette entra en el nuevo siglo en plena forma.