Melodrama en el que una mujer se casa con un hombre de negocios y rechaza a un obrero de una mina desde 1999 en China hasta 2025 en Australia. Si en su film anterior, A Touch of Sin (2013),Jia Zhangke asumía las formas del cine de género, aquí sigue el mismo camino al adoptar (al menos en su primera parte) posturas del melodrama clásico. Y es allí donde encuentra las soluciones más bellas. Pero persiste en su cine esa tendencia hacia la metáfora y hacia el simbolismo (el avión que se estrella cuando la protagonista va a invitar a su amigo a la boda) que transforma a esos momentos en indigestos. Esta vez elige rodar la película en tres anchos de pantalla diferentes, de más angosto a más ancho, de acuerdo a como pasa el tiempo, y cualquier interpretación que podamos sacar de semejante decisión será estéril. El segmento en el futuro (adornado con tablets transparentes) representa la progresiva desintegración o desaparición de China. No necesitamos directores que nos telegrafíen todas sus ideas.