Comedia dramática en el que un grupo de jóvenes recién graduados viven los últimos días del disco en New York a principios de la década de 1980. El revival de la década de 1970 que auspicia Hollywood le permite a Stillman un reparto algo más conocido y un presupuesto un poco más holgado, aunque el film se empeñe en mantener cierta fachada indie. Lo cierto es que es la más floja de sus tres películas. El guión parece resumir situaciones antes que narrar una historia. Los personajes y conflictos carecen de verdadera entidad. Y los diálogos sobrecargados siguen cansando. Empieza a evidenciarse una incapacidad en el cine de Stillman de sugerir algo más que lo que las imágenes registran o de lo que las palabras dicen. Ni siquiera la muy buena selección de canciones disco, I’m Coming Out (Diana Ross), Got to Be Real (Cheryl Lynn) y Everybody Dance (Chic) pueden sostener la propuesta. Porque su utilización es puramente diegética y llega un momento que se vuelve monótona y reiterativa. Igualmente la primera parte transcurre con cierta fluidez (se puede disfrutar mientras descubrimos algunos ritos y costumbres de la época) y tiene cierta autenticidad, pero no dura. Stillman tiene un nicho dentro del cine americano indie de la década de 1990 haciendo películas autobiográficas, pero tal vez su vida no es tan interesante como cree.