Comedia dramática en la que un incidente en un pizzería desata un problema de convivencia entre los vecinos de un barrio de Brooklyn, New York a lo largo de un caluroso día de verano. Lee da espacio y brillo a personajes ordinarios con problemas cotidianos. Pero el debate sobre el racismo es tan chato como previsible. El film se adelanta a las crónicas urbanas negras de John Singleton o de los hermanos Hughes que mucho dicen y poco muestran. Lo mejor es la ágil cámara de Ernest Dickerson que usa un lente esférico que magnifica a los actores y que se mueve con facilidad en la calle que funciona como gran escenario de la película.