Policial en el que seis gangsters planifican un fallido robo a una joyería en Los Angeles. A veces da la impresión de que Tarantino busca romper las “reglas” sólo para llamar la atención: los exagerados contrapicados desde el piso, los largos planos generales, las alteraciones trermporales narrativas, los flashbacks dentro de flashbacks son utilizados con muy poco fundamento. Pero la trama es atractiva, los giros, oportunos, los actores, adecuados y los diálogos, poderosos. Su film entonces nos saca de la modorra fatídica del cine americano de la década de 1980. Se nota que cree estar haciendo algo importante y esta sensación se traslada a los actores. La película no descarta puntuales filiaciones con el cine policial de Jean-Pierre Melville y Stanley Kubrick. El tratamiento de la violencia que hace Tarantino resulta impactante porque sabe usar el off visual como el mejor De Palma o Tobe Hooper.