Drama deportivo en el que un equipo de fútbol americano que tocó la gloria ahora está en decadencia en Miami. Ante todo el film es un espectáculo visual de primer orden en el que los partidos en sí, las conversaciones, los comerciales o los videoclips reciben el mismo frenético tratamiento. El film convierte al campo de juego en un territorio de batalla (los jugadores se dejan los hasta ojos en la cancha), a todos los personajes en bestias cuya única motivación es el dinero (el coach, los jugadores, las esposas de los jugadores, los dirigentes, los médicos, los periodistas) y al público (obviándolo) en un mero espectador. La obvia denuncia al negocio del deporte, la corrupción y el racismo está llevada al terreno de los excesos (tal vez la única manera de hacer entretenido un film de fútbol americano de tres horas). Lo mejor termina siendo la manera de mostrar los partidos (cámara y montaje frenéticos, montajes paralelos que tratan de cubrir todo al mismo tiempo). En el clímax del gran triunfo agónico el comentarista interpretado por el propio de Stone se tapa la cara. El auténtico final viene después.