Historia de amor de un escritor y la esposa de un funcionario del gobierno inglés en Londres durante la segunda guerra mundial. Neil Jordan a adapta la novela de Graham Greene y narra una historia de amor para nada dulce y complaciente. La trama potencia el adulterio, los celos, el odio y la imposibilidad de la felicidad pese al amor. El excelente uso de la lluvia y de la oscuridad de la ciudad ayudan a darle un marco a esta historia. Pero tampoco escandaliza los sucesos. La película hace de la frialdad un elemento contundente. Las escenas de sexo son bastantes explícitas, pero igualmente frías. La creencia en Dios y en los milagros tienen un papel importante en la trama. La escena de la explosión de la bomba resulta impresionante, pero además supone un quiebre en la narración (Jordan acierta al mostrar esta escena desde dos puntos de vista) que al solucionar provisoriamente el conflicto permite indagar en otras cuestiones (la contención psicológica y el contexto religioso). El film agrega dos personajes acertados, el detective y su hijo, que investigan las infidelidades y agilizan el relato. El papel del marido que nunca reacciona contra su esposa o su amigo aumenta la tensión implícita. El recurso final de enfermedad (cuando a los 25 minutos de la película uno de los personajes tose ya sabemos que no le esperan buenas noticias cuando vaya a consultar al médico), pese a ser anunciada no, cae en la tragedia fácil.