Drama criminal en el que un grupo de adolescentes planea matar a uno de sus amigos en Florida. Basado en un caso real. El film básicamente tiene el mismo planteo que Kids (1995). Reemplaza la amenaza del sida por la posibilidad de un asesinato. Pero Clark adopta un punto de vista más distante y cínico. La mirada parcial del mundo de los adolescentes basada en el sexo, las drogas y las fiestas no impide un atinado retrato de personajes: el amigo sometido, la novia enamorada, la amiga despreocupada, la rubia tonta, el drogón o el primo acomplejado, que no tienen nada de psicópatas. Así el film construye una situación cada vez más descabellada, ridícula y absurda en lo que lo más perturbador termina siendo cómo el sentido del humor negro se cuela (casi una tragicomedia) y cómo la resolución abrupta es falsamente desdramatizadora. Siempre se podrá cuestionar esa tendencia de Clark a buscar la anomalía y no la norma (pero se podrá objetar que alguien tiene que hacerlo), de exacerbar cierta idea de realismo (aunque no sea más que una forma de acercarse al material) o de marcar la falta de educación de los adolescentes (tal vez porque los mayores no tienen nada que enseñar). Destacar eso sí, la belleza de las muy luminosas escenas de sexo. Si Another Day in Paradise (1998) nos dejaba expectantes, este retorno de Clark nos deja algo descolocados.