Sexy Beast (2000)

Policial en el que un gangster inglés retirado en la costa de España recibe la visita de un matón que quiere reclutarlo para un trabajo. En el film hay un conflicto irredimible que nunca se soluciona entre el gran trabajo de los actores que guía el tono de la historia y los estilismos visuales muy “modernosos” que utiliza Glazer. Porque cuando se centra en los personajes, unos mafiosos aburguesados, la locura de Ben Kingsley, los tiempos muertos y la poca progresión narrativa encuentra sin problemas un sentido del humor y una violencia latente. Pero cuando los diálogos quieren ser inteligentes, cuando Glazer incluye escenas surreales o imágenes decorativas, recurre a los flashbacks o elipsis o quiere hacer avanzar la trama, el film pierde toda coherencia y deja ver la falta de sustento de la historia. Es que la elección y las ínfulas de autor de Jonathan Glazer, un director de videoclips, sólo puede explicarse por el éxito fugaz de Guy Ritchie. Y, a fin de cuentas, estos criminales con piletas impecables y esposas de papel, no resultan tan atractivos. El film es un producto menor, solamente magnificado por la nominación al Oscar de Ben Kingsley.