Documental que sigue la gira de Neil Young y su banda Crazy Horse por Europa y Norteamérica en 1996. La postura de Jarmusch es la misma que en sus films de ficción: no busca generalidades ni trata de explicar la historia o elevar proclamaciones. Sólo busca la captura del momento. El documental propone una estimulante relación entre las filmaciones en video, 8 y 16 mm y el sonido crudo de la banda que se complementan y potencian. Lo mejor son las canciones en vivo, largas, tensas, hipnóticas que permiten escuchar los detalles del sonido y jugar (un poco) con el montaje. Después, las entrevistas caseras que rememoran el pasado, las curiosas imágenes de archivo (1976/1986) y las razones y la dinámica interna de la banda sólo cumplen un papel funcional. Aun así, Jarmusch se las arregla para desarrollar algunos personajes simpáticos como Frank Sampedro y para incluir algún momento humorístico como la conversación sobre la Biblia. Hay que agradecer que un ningún momento el documental se convierte en una glorificación de la figura de Neil Young o las bondades de su música. Si bien se nota que Jarmusch está al tanto de los cambios en el mundo de la música, siempre ha sido muy cuidadoso en su utilización y, en este caso, opta por lo seguro.