Road movie en la que un artista de grafiti y un niño rapero hacen un viaje a través de Francia para recuperar un libro de fotos. Despojado de la matriz de sus primeros films (el amor, el sexo y la violencia) Beineix se revela como un director complaciente, manierista e insulso. Tal vez el olvido y el ostracismo en el que ha quedado su cine esté merecido. Estos personajes y estas situaciones, cuyo acercamiento a lo real es a través del estereotipo, no se sostienen por más de quince minutos.