Drama criminal en el que una pareja de adolescentes mata a un compañero de clase por una supuesta violación y se da a la fuga en los bosques de la región Auvergne-Rhône-Alpes. François Ozon utiliza una pequeña anécdota delictiva para hacer un concienzudo ejercicio de estilo, jugar con la temporalidad del relato y conectar con la crueldad subterránea de los cuentos de hadas, en lo que podría ser la reformulación más inteligente del slasher americano de la década de 1990. Sin dejar de lado la ironía y el humor negro, esta vez se da un tiempo extra para desarrollar los personajes y no dejarse llevar por los excesos de Sitcom (1998). La película deja claro que el conflicto está en la sexualidad todavía no definida de la pareja protagonista: ella siente igual fascinación y repulsión hacia los avances del inmigrante árabe, él siente atracción hacia los hombres. Si bien domina la sensación de distanciamiento hacia los peligros que enfrentan y los flashbacks tienden a sobre explicar algunos sucesos que habrían quedado mejor sugeridos, Ozon encuentra atractivas soluciones visuales: las luces rojas del auto que se reflejan en los árboles, la imagen de la pareja en el bote de noche que remite a The Night of the Hunter (1955) y la escena de sexo en el río.