Comedia en la que un hombre de New York adoptado va en busca de sus verdaderos padres acompañado de su esposa y una asistente social a lo largo de los Estados Unidos. Más allá de que los diálogos buscan la cita y el ingenio, de que los giros de la trama resultan un poco forzados y de que la noción de viaje es más bien acotada, el film se pone mejor mientras avanza porque conocemos más a los personajes, porque la acumulación de situaciones tiene un efecto humorístico y porque logra mantener la sensación de imprevisibilidad. Si bien los niveles de provocación son altos (lamidas en las axilas y padres traficantes de LSD), sobre el final abandona el riesgo y se queda en la conformidad.