Comedia dramática en la que un joven vuelve a su casa después de su primera año de estudio en la Universidad y debe cuidar a su madre fracturada en un pueblo de New York. Russell se anota en la línea provocativa del cine independiente de la década de 1990 haciendo un devastador retrato del abuso físico y psicológico de un joven por su madre. La puesta en escena tiene una rara mezcla de estilismo y minimalismo. El film se ubica a años luz de los efectismos visuales de Three Kings (1999).