Drama en el que una adolescente huérfana conoce a una chica en un parque de Berlin, mientras una mujer busca a su hija perdida hace 17 años. Petzold acentúa el tono fantasmagórico del relato con ecos de Jacques Rivette y David Lynch, pero sin entrar explícitamente en el género fantástico. Apenas el relato de un sueño-premonición y un par de apuntes del guión que quedan misteriosamente inexplicados le bastan para dar con una sensación de extrañeza constante. Nuevamente la colaboración de Harum Farocki en el guión le da ese toque realista-social-económico a la historia que nos habla de la Europa del nuevo siglo reducida a una constante lucha por la supervivencia, donde los límites de la marginalidad y el sistema están en constante desplazamiento, donde las oportunidades laborales se reducen a supervisores abusivos o sesiones de casting-entrevistas bajo la misma norma, donde los lugares de residencia se reducen a pequeños espacios a los que hay que entrar como fantasmas silenciosos y donde los lugares de esparcimiento se reducen al mero azar y a lo efímero. En este contexto de continúa extrañeza y desplazamiento, la locura parece ser la consecuencia más lógica. El personaje protagonista se destaca por sus pequeños gestos, su mirada triste, su ansía subterránea y su sexualidad en constante proceso de definición. La actuación de Julia Hummer es sencillamente maravillosa.