Comedia dramática en la que un escritor de provincia inicia una relación con una editora mientras utiliza unos documentos del padre de ella que olvidó en su auto en Paris. Nuevamente Corsini se vuelca a las relaciones de amor desparejas, un hombre joven, inexperto e inseguro y una mujer decidida, segura, fría y calculadora, que terminarán invirtiendo sus papeles. Si no estamos en presencia de una comedia romántica es porque el amor queda en segundo plano, a las sombras del ascenso profesional y de la carrera, aunque el final tal vez lo desmienta. Corsini es una de las pocas directoras de la actualidad que deja un lugar para la crueldad inherente a los personajes, sin malicia ni mala fe, casi espontánea, que va acumulando huellas hasta lo insoportable. El guión no esconde los giros o los golpes de efecto (el padre de ella que deja cartas y fotos, el reencuentro con un compañero de la escuela ahora actor desempleado, el trasfondo del mundo literario y mediático de Paris o la presentación vergonzosa en un programa de televisión) pero son recetas que no entorpecen el desarrollo fluido del film. En ese sentido la negación de él para tomar algo pero luego aceptarlo, la mirada de ella luego de apagar el celular, la primera noche que pasan juntos en la que él se queda a dormir y cuando él espera en el bar del hotel la reacción de ella al manuscrito definen a la perfección a los personajes y la relación. Corsini dejó un poco de lado de la oscuridad de La nouvelle Éve (1999) y La répétition (2001), pero mantiene la misma lucidez.