Cuento de terror en el que un director de cine planea hacer una película de terror en una mansión repleta de cámaras ocultas en Londres. Rose vuelve al género con el que ha dado dos de sus dos mejores películas, Paperhouse (1988) y Candyman (1992), ahora desde un lugar en apariencia más exploitation, pero no se conforma con hacer un film gore al uso. El doble comienzo falso (el último film del director y la masacre de su esposa y sus amigos en su casa en la década de 1970) ocupan los primeros 30 minutos. Después la película asume el punto de vista de una actriz (interpretada por la misma actriz que la esposa) que se presenta al casting de su nueva película y es elegida. El novio de ella puede observar en vivo lo que están filmando a través de un sitio web y cree que están filmando una película snuff. Luego de que la policía llega y comprueba la farsa el film finalmente asume las matanzas realas (de las que participan las tres jóvenes que mataron a la esposa en la década de 1970) y Rose orquesta una crucifixión ante una multitud. Después hay lugar para un epílogo en el que el novio vuelve a presentarse en la casa para encontrar a su novia convertida en la esposa del director. Es claro que siguiendo esta línea argumental el film no pretende en ningún momento la coherencia. Es más bien una comedia que juega en todo momento con el espectador y logra mantener su atención por su extrañeza y originalidad. Pese a que el público al que va dirigido no tenga mucha paciencia para una operación semejante.