Drama en el que un adolescente descubre que su padre está borrando los videos caseros de la familia por grabaciones de sus sesiones de sexo en Toronto. En Egoyan hay una complejidad narrativa (lo poco que explica al principio) y visual (tres formatos de imagen) que enriquece al tema, a la historia y a los personajes. Como si fuera una especia de Cronenberg casero, Egoyan reflexiona sobre la invasión tecnológica, el poder de los medios y el status de la imagen en el seno de la familia. Si bien llega un momento que la precisión del guión no deja respirar a los personajes, el film habla de la dificultad de romper con los lazos de sangre y con el pasado familiar.