Comedia dramática en la que dos amigos hacen un viaje para probar vinos y conocer mujeres por los viñedos de California. Adaptación de la novela Rex Pickett. Payne comprende y se pone en el lugar de sus personajes (a diferencia de la misantropía de Neil LaButte y la caricatura de Todd Solondz). Todo el patetismo y el desagrado que pueden llegar a causar queda olvidado al ser claro que son seres de carne y hueso. Así, las actuaciones toman vuelo. Paul Giamatti resulta impecable en sus gestos y miradas. Thomas Haden Church está perfecto como un actor de pocas luces y Virginia Madsen transmite un extraña mezcla de serenidad y melancolía. Los diálogos cobran vida porque las discusiones no son forzadas y las conversaciones se dan con naturalidad. Y la frontera del drama y la comedia (a partir de los ataques de alcoholismo, la depresión y la incomodidad del protagonista) es difícil de distinguir. Por momentos Payne pone en ridículo a sus personajes: el protagonista roba dinero a su madre, es incapaz de tener sexo con la mujer que conoce, cuando su amigo vuelve al hotel desnudo o cuando miran televisión. Pero no lo hace de mala fe, sino dentro de un marco de situaciones en las que caería cualquier ser humano. Sin salidas de tono (la música jazzera solo acompaña, un par de secuencias con pantallas divididas o múltiples no desentonan y la fotografía luminosa es funcional) el film compone un retrato de las ambiciones y las miserias del americano medio. Payne es uno de los pocos directores del cine americano contemporáneo que está en camino de convertirse en un autor pleno.