Drama en el que un joven sirviente entra a un casa de campo donde el dueño acusa un comportamiento errático en Rusia. Una vez que queda claro que los personajes nunca aclararán su vínculo, que el escenario no tendrá coordenadas espacio-temporales, que no hay conflictos a la vista y que las acciones y los diálogos son reducidos a lo mínimo, podemos disfrutar del puro fluir de las formas (esa niebla que corre en paralelo a la montaña).