Drama en el que profesor trata de educar a un niño salvaje privado de todo contacto con la sociedad en Francia en el siglo XVIII. Basado en un caso real. El propio Truffaut interpreta al profesor que se hace cargo los procesos de enseñanza. Sin embargo en el aprendizaje quedan de manifiesto las insalvables dificultades del lenguaje y de la abstracción. En esta película se toma de forma explícita la admiración hacia el primitivismo del buen salvaje, concepto heredado de Jean-Jacques Rousseau. Y de alguna forma Truffaut se burla del privilegio de la razón ilustrada como más tarde lo haría Werner Herzog en un filme de temática similar, Jeder fur sich und Gott gegen alle (1974).