Drama en el que el reino y el clero conspiran para aplacar una rebelión en Bretaña en Francia en 1719. Tavernier se muestra minucioso en la reconstrucción de época y lúcido para satirizar sus rituales, pero demasiado cómodo en su superioridad hacia sus personajes. A fin de cuentas, las orgías de la realeza sólo el cine trash puede tomárselas en serio y la imagen final de un carruaje quemado es una metáfora visual demasiado fácil.