Comedia dramática en la que un pintor y falsificador americano vive cerca de la comunidad de artistas expatriados en Paris en la década de 1920. Ni el rostro inconmovible de Keith Carradine, ni el retrato de la bohemia parisina, ni la presencia como personajes de Hemingway o Gertrude Stein, ni los sucesos narrados logran darle un mínimo de vida al film. Otra película de marcada intrascendencia de Alan Rudolph.