Especie de homenaje al film noir en el que un detective retirado que escribe novelas policiales investiga un caso que involucra a una prostituta china en San Francisco en la década de 1920. Lo mejor del film es la desasosegante oscuridad de la fotografía (hasta los días parecen negros) y la partitura de John Barry que dimensiona aún más el ambiente. Porque pese a que la trama es entretenida y la resolución, adecuada, la película en sí poco aporta al género y los personajes resultan muy unidimensionales.