Drama en el que un hombre alquila un cuarto en una casa y recibe la visita de otros dos hombres que lo estaban buscando en un pueblo costero de Gran Bretaña. Friedkin no puede traducir en imágenes la misteriosa e inquietante premisa kafkiana de la obra teatral de Harold Pinter. Tal vez, la búsqueda del verosímil en las actuaciones y en la puesta en escena esta vez le juega en contra. El aire pretensioso contamina todos los planos y el film deviene artificial.