Mezcla de comedia y cuento de misterio en el que un matrimonio sospecha que un vecino es un asesino en New York. Si bien el film no se toma nunca en serio y es un producto menor, se combinan con facilidad los one liners típicos de Allen, la cámara al hombro de Carlo Di Palma y la música de suspense y de jazz. También es una demostración de que el suspenso puede prescindir de los ciertos elementos visuales típicos de Hitchcock, aunque en la resolución cita a Welles y su The Lady from Shanghai (1947).