Drama en el que una mujer casada hace 15 años y con dos hijos duda en engañar a su marido con un músico que conoció casualmente en New York. Allen no logra fusionar lo fantástico (un doctor Yang que le da pócimas a la protagonista para la invisibilidad) con lo melodramático y lo cómico, como tan bien hacía en The Purple Rose of Cairo (1985). El film queda en territorio de nadie. Es como si Allen se contagiara de la falta de ganas de vivir de sus personajes, de sus rutinarias cenas y fiestas y de sus apagadas discusiones y charlas. O tal vez un testimonio de que lo mejor de su cine ya ha quedado en el pasado.