Comedia fantástica en la que un personaje de una película sale de la pantalla de un cine y se enamora de la chica que va todos los días a verlo en New York durante la depresión de la década de 1930. La película no va más allá de la premisa original, pero exprime bien un par de situaciones cómicas, como la del prostíbulo y la de las conversaciones con el público. La resolución tiene un profundo toque melancólico. Duele y emociona (y tal vez habla del momento que pasaba Allen).