Aventura fantástica con toques de comedia y terror en la que los hermanos Grimm investigan un caso de unas niñas desaparecidas en la Alemania ocupada de 1811. Luego de siete largos años, la cancelación del proyecto del Quijote y los problemas con el rodaje de este film, vuelve Terry Gilliam con las armas de siempre: el delirio visual, el humor absurdo y la incorrección política. Si bien a muchos no les gustará el desquiciado ritmo narrativo, los profundos hoyos del guión o el caricaturesco retrato de los personajes, no se puede negar la fascinante naturaleza fantástica de las imágenes. Es que después de Brazil (1985), persiste el malentendido con Gilliam. Se le aclama por los films serios, The Fisher King (1991) o Twelve Monkeys (1995), que no pasan de correctos, y se lo desprecia por los films más estrafalarios, The Adventures of Baron Munchausen (1988) o Fear and Loathing in Las Vegas (1998), cuando en realidad nunca fue un autor, sino un Monty Python que aprovecha cierta iconografía del cine fantástico con irreverencia. En el recuerdo de este film quedan los ominosos bosques, el diseño de producción, los delirantes ataques de animales y el monstruo de barro. La película es un pequeño divertimento aunque no cuente con el prestigio de experimentos similares de Tim Burton y Johnny Depp.