Comedia disparatada en la que Arturo y sus caballeros se lanzan a la búsqueda del santo grial en la Inglaterra del siglo X. El humor es simple. No escatológico ni demasiado inteligente. Tampoco es esclavo de la estructura del gag. La historia paralela de los policías en el lugar de rodaje, las referencias a la técnica cinematográfica y las discusiones sobre temas irrelevantes se llevan la mayoría de las sonrisas. La ambientación en bosques y castillos no excluye lo fantástico, la aparición de un conejo asesino, de guardianes y de hechiceros y la inclusión de algunas escenas gore, mutilaciones y carnicerías con sangre bien roja.