Policial en el que un oficial honesto denuncia la corrupción de sus compañeros en New York. Basado en un caso real. El film tiene una inmejorable combinación del realismo callejero de la década de 1970, con The French Connection (1971) como referente, y de la interpretación de Al Pacino, siempre a punto de explotar. Aunque hay un esfuerzo demasiado evidente para hacer simpático al protagonista y, entre la investigación, las denuncia y la burocracia, el final pierde pulso. Para culminar sólo queda la denuncia obvia que podría sólo ocupar las páginas de un periódico (y no una película entera) y la reivindicación de la figura heroica de quien hizo el sacrificio.