Drama en el que Richard Nixon hace su confesión solo en su estudio luego de ser destituido como presidente en Washington DC. Philip Baker Hall carga con el enorme peso de ser el único actor en escena en todo film, de representar a un personaje histórico y de hablar 90 minutos sin decir nada. El paranoico y contradictorio retrato que el film hace del personaje relativiza todas las críticas al sistema político de los Estados Unidos.