Comedia romántica en la que un vendedor de antigüedades y una cantante de una banda de rock se conocen a través de un servicio de citas en Los Angeles. El cine de Altman perdió el rumbo a mediados de la década de 1970 porque la relectura de los géneros clásicos se le agotó, los guiones giran reiterativamente sobre la misma idea, la mirada distante se transforma en patetismo gratuito y los personajes carecen de atractivo físico, intelectual o emocional. Además, si alguien es poco propenso a hacer un film sobre el amor, ese es Altman.