Psycho thriller en el que una enfermera separada toma un trabajo en una clínica donde hay un paciente en coma con poderes telequinéticos en Melbourne. Franklin logra una constante sensación de inestabilidad a partir de una puesta en escena estilizada y transparente y de un retrato de unos personajes que cargan con traumas sexuales. Lástima que el film pierde la riqueza del planteo inicial antes de la resolución y se convierte en un festival de sobresaltos sobrenaturales carente de inspiración.