Drama en el que una pareja de documentalistas afronta una crisis a causa de sus respectivas infidelidades en Paris. Garrel continúa en el plan austero de La jalousie (2013) y nos regala pinceladas de su enorme talento. Esta vez el drama está visto con una distancia que, si bien no la transforma en una comedia, el desarrollo argumental bien podría ir por allí. El personaje de Stanislas Merhar es un poco apático y por eso necesita de una voz en off que exteriorice sus pensamientos (no vamos a llamarlos sentimientos). El personaje de Clotilde Courau no parece muy agraciado, pero tiene un gesto final que vence cualquier suspicacia. La inclusión del piano en la banda sonora es suficiente para poner cuerpo y alma a una historia que se construye desde lo mínimo. Garrel sigue siendo el corazón del cine francés.