Comedia en la que una pareja de musicólogos, que busca financiación para un proyecto de investigación, pierde una maleta similar a una que buscan unos agentes secretos y unos ladrones en San Francisco. La película sostiene el ritmo y el atractivo gracias al juego constante de las cuatro maletas. A la vez que todos los enredos y gags tienen una desvergüenza y simpleza que los hacen irresistibles.
Bogdanovich adapta la dinámica de la screwball comedy a los tiempos modernos y la operación es un éxito rotundo. Tal vez porque hacía mucho tiempo que no se hacía, tal vez por lo acertado del reparto o sencillamente porque su film no tiene ningún giro irónico o cínico sobre el cine clásico de Hollywood. En particular toma de Howard Hawks la velocidad de los diálogos, la planificación simple y continúa, la humillación del macho y el sorpresivo primer beso. Tal vez el film se enreda con una larga y poco agraciada secuencia de persecución automovilística sobre el final. A diferencia del cine mudo estas secuencias ahora lucen demasiado montadas y artificiales.