Comedia de acción y ciencia ficción en la que un grupo de pilotos compite en una carrera de autos mortal a lo largo de los Estados Unidos en el año 2000. Bartel acierta al imprimir un tono de comic al demencial ritmo narrativo. Acentúa los rasgos de sátira a partir del retrato que hace de los medios, el gobierno totalitario y la violencia (los pilotos ganan puntos por atropellar peatones) y reconoce la pertenencia del film al cine exploitation. La película tiene un enfermizo sentido del humor. La caracterización de varios de los pilotos remite a un villano de cine de clase B. De sólo ver a David Carradine con una máscara negra y traje de superhéroe o las excesivas escenas gore (que anticipan a Raimi y Jackson) uno no puede más que rendirse ante la genialidad del cine de la factoría Corman en la década de 1970.