Comedia en la que un industrialista se obsesiona con cuánto inflar un globo antes de que reviente en Milán. Ferreri toma una idea sencilla pero genial que puede tener múltiples interpretaciones sobre el capitalismo, la pareja, la duración del plano en el cine… No está tan lejos de Antonioni en cuanto al experimento formal del color y el blanco y negro. De hecho hay algunos puntos en común con Blowup (1966). Aunque en tono de farsa.