Drama en el que un abogado homosexual es despedido por contagiarse SIDA y demanda a la firma para la que trabajaba en Philadelphia. Afortunadamente Demme opta por un tratamiento distante y desdramatizador de la historia. Destacar especialmente cómo la cámara en determinado momento se desentiende de las escenas de juicio al adoptar el punto de vista del protagonista. Aunque se extraña una profundización en la vida privada del personaje principal para que el discurso sobre la igualdad y la justicia cobre auténtico sentido.