Psycho thriller en el que una agente del FBI trata de capturar a un asesino serial con la ayuda de un psicópata caníbal capturado a lo largo de los Estados Unidos. La película está cargada de una supuesta profundidad dramática, a partir de la relación de la joven protagonista con el asesino (reforzada por la abundancia de primeros planos), de cierta sofisticación en la investigación policial, a partir de las pistas que da el asesino encerrado, y de originalidad en el planteo argumental. La resolución de una secuencia con montajes paralelos que se suponen concurrentes es novedosa, pero su única función es sorprender al espectador. Las escenas de canibalismo, cadáveres y perversiones sexuales están resueltas con una llamativa pulcritud. Nada aportan a las mentes asesinas el retrato de los dos psicópatas (uno por el excesivo “carisma” que desprende, el otro porque queda eclipsado y reducido a una simple exhibición de travestismo). Lo único medianamente tenebroso es el clímax en el sótano.