Drama en el que una condesa italiana, heredera de un imperio industrial, encuentra a un hombre inconsciente en la carretera y lo lleva a vivir a su casa en Suiza. Godard nos lleva de paseo por la clase alta europea y le agrega una historia de amor de un hombre maduro. Las discusiones sobre política y amor son un ejercicio autocomplaciente que resulta irritante por la falta de conflictos concretos.
Resulta triste ver que el cine de Godard haya perdido toda la inventiva, la espontaneidad y el humor de antaño. Lo que era el condimento (las citas) se ha convertido en el fundamento de su cine. Por lo que sus películas carecen de vida y se convierten en experimentos tan vacuos como pretensiosos.