Drama en el que una chica con pasado triste intenta suicidarse y va a vivir con una enfermera en una casa de campo de Francia. A partir de una austeridad al borde de la precariedad y de una frialdad que linda con el vacío, Brisseau logra uno de los films más bellos y espirituales de los últimos tiempos. Se acerca al terreno de Bresson (el minimalismo), Bergman (la misma premisa de Persona (1966)) y Tarkovsky (una escena sacada de Sacrifice (1986)), con la misma profundidad y rigor que estos tres autores.