Drama en el que una aristócrata inglesa es acosada y perseguida en Paris durante la revolución francesa. Rohmer adopta el punto de vista de la protagonista, una defensora de la monarquía que cree que los revolucionarios son bárbaros, de allí que la ideología del film no se destaque precisamente por su progresismo. Se destaca eso sí la reconstrucción de época a partir de las nuevas tecnologías: los exteriores son cuadros pintados, la cámara es de video y los personajes son adheridos por el digital.