Tercero de los cuentos morales de Rohmer que gira sobre la relación entre una chica y dos amigos en las playas de Saint-Tropez. La escenificación del conflicto entre el instinto y el intelecto, o lo que es lo mismo, el cuerpo y la mente, está expuesto de la forma más simple y sencilla. Si bien el abuso del monólogo interior del protagonista termina cansando en la primera hora, la resolución, devastadora y contundente, condena a su protagonista a la intrascendencia.