Drama en el que un adolescente afeminado empieza a vestirse como mujer en Barcelona. Más allá de que algunos personajes, ambientes y situaciones se presten para la comedia, el enfoque de la película es serio. El problema de la identidad sexual acarrea una angustia terrible. La única queja es la música de Ricard Miralles, molesta y repetitiva, demasiado a tono con la época del rock progresivo de las películas de clase B.